domingo, 29 de mayo de 2016

El paradigma dictamen pericial-planteamiento del problema juridico

Desde la perspectiva del derecho, existe un paradigma que apunta a que el perito únicamente debe responder el planteamiento que le solicitó el juez, ministerio público o defensor público federal o abogado particular, y no responder más allá de lo solicitado.
Esto hace que el perito deba mantenerse al margen de la investigación, y limitarse únicamente a responder la pregunta que se le hace, aun cuando esta pregunta esté mal planteado o incluso sea contraria al objetivo de la investigación.
Analicemos un ejemplo. Si dentro de una investigación de pornografía infantil el fiscal solicita la intervención de un perito en psicología y le pide que éste le realice un estudio de personalidad a la víctima. Atendiendo a esta  petición el psicólogo puede aplicar X pruebas psicológicas a fin de señalar cuales son los rasgos y la dinámica de personalidad de dicha víctima. Y decir por ejemplo que esa personas esa persona se encuentra ubicada en sus esferas psicológicas de tiempo, lugar, persona y circunstancias, que no presenta alteraciones que permitan suponer la existencia de un daño orgánico cerebral con una capacidad intelectual de término medio, que es una persona extrovertida, que se encuentra identificada con su rol psicosexual, etcétera, y emitir su dictamen al fiscal. Este dictamen a todas luces, no va a servir de nada en la investigación de pornografía infantil de la cual la persona fue víctima., ya que el fiscal puede malinterpretar que como no existe alteración emocional no existió la violación a la víctima
Si la investigación de pornografía infantil es deficiente y el fiscal de manera dolosa o imprudencial determina que no ha existido un delito de pornografía contra la víctima, esto convierte al perito en cómplice involuntario del fiscal o investigador. Esto fue común en las deficientes investigaciones en el caso del “campo algodonero vs México” donde la Corte Interamericana de Derechos Humanos detectó durante las investigaciones de las víctimas, donde encontró “deficiencias en las investigaciones”.
Así entonces si uno como perito se limita a contestar única y exclusivamente el planteamiento que le solicitan, aun cuando durante sus estudios detecte que hay violaciones a derechos humanos y por la normatividad del derecho no las reporte está contribuyendo a su vez a perpetuar una violación a los derechos humanos, y está faltando a la obligación de una efectiva investigación y a su vez está violando el derecho a la efectiva aplicación de la justicia.

Así que el paradigma jurídico que indica que el perito no debe responder más de lo que se le pregunta debiera modificarse. Y sustituirse por uno nuevo que establezca que cuando un perito detecte una violación a derechos humanos deba indicarlo en su dictamen, aun cuando ese no haya sido el motivo de su intervención.

lunes, 9 de febrero de 2015

La visión filosófica del Suicidio.

“Matarse es, en cierto sentido y como en el melodrama, confesar. Es confesar que la vida nos supera o que no la entendemos. Mas no vayamos demasiado lejos en estas analogías y volvamos a las palabras corrientes. Es solamente confesar que ‘no vale la pena’. Vivir, naturalmente, jamás es fácil. Seguimos haciendo los gestos que la existencia pide por muchas razones, la primera de las cuales es la costumbre. Morir voluntariamente supone que hemos reconocido, aunque sea instintivamente, el carácter ridículo de esta costumbre, la ausencia de toda razón profunda para vivir, el carácter insensato de esa agitación cotidiana y la inutilidad del sufrimiento.
¿Cuál es, pues, ese incalculable sentimiento que priva al espíritu del sueño necesario para su vida? Un mundo que podemos explicar, aunque sea con malas razones, es un mundo familiar. Pero en cambio en un universo privado de pronto de ilusiones y de luces, el hombre se siente extranjero. Es un destierrro sin remedio, pues está privado de los recuerdos de una patria perdida o de la esperanza de una tierra prometida. Ese divorcio entre el hombre y su vida, el actor y su decorado, es propiamente el sentido de lo absurdo. Y como todos los hombres sanos han pensado en el suicido, cabe reconocer, sin más explicaciones, que hay un lazo directo entre ese sentimiento y la aspiración a la nada.”
Albert Camus, El mito de Sísifo, Alianza, 16