El PROTOCOLO DE ESTAMBUL o Manual para la investigación y documentación eficaces de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes recomienda los siguientes componentes para la realización de una evaluación psicológica a una persona que ha sido víctima de actos de tortura, tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes por parte de elementos de alguna coorporacion policiaca o militar de cualquier país.
Los compenentes descritos a continuación se encuentran en el capítulo VI el cual se denomina SIGNOS PSICOLÓGICOS INDICATIVOS DE TORTURA, en el apartado C. EVALUACIÓN PSICÓLOGICA/PSIQUIÁTRICA, SECCION 3. COMPONENTES DE LE AVALUACIÓN PSICÓLOGICA/PSIQUIÁTRICA.
Introducción.
En la introducción se mencionará la entidad que envía al sujeto y se hará un resumen de las
fuentes colaterales (por ejemplo, expedientes médicos, jurídicos y psiquiátricos) y una
descripción de los métodos de evaluación utilizados (entrevistas, inventarios de síntomas, listas
de comprobación y pruebas neuropsicológicas).
a) Historia de las tortura y malos tratos
Se harán esfuerzos por recoger la historia completa de las torturas, persecuciones y otras
experiencias traumáticas importantes. Esta parte de la evaluación suele
ser agotadora para la persona que está siendo evaluada. Por consiguiente, puede ser necesario
proceder en varias sesiones. La entrevista comenzará por un resumen general de los
acontecimientos para luego pasar a los detalles de las experiencias de tortura. Es preciso que el
entrevistador conozca las cuestiones jurídicas pertinentes ya que éstas determinarán la naturaleza
y la cantidad de información necesaria para bien documentar los hechos.
b) Quejas psicológicas actuales
La determinación del funcionamiento psicológico actual constituye el núcleo de la
evaluación. Como los prisioneros de guerra gravemente brutalizados y las víctimas de violación
sexual muestran en un 80 a 90% de los casos una prevalencia de por vida del trastorno de estrés
postraumático, será preciso formular preguntas concretas relativas a las tres categorías de
trastorno de estrés postraumático del DSM-IV (retorno de la experiencia del acontecimiento
traumático, evitación, embotamiento de la reactividad, incluida la amnesia, y excitación).
Se describirán en detalle los síntomas afectivos, cognitivos y conductuales, y se especificará la
frecuencia, con ejemplos, de pesadillas, alucinaciones y reacciones de sobresalto. La ausencia de
síntomas puede deberse a la naturaleza episódica y con frecuencia diferida del trastorno de estrés
postraumático o a que se nieguen los síntomas a causa de la vergüenza.
c) Historia posterior a la tortura
En esta parte de la evaluación psicológica se trata de obtener información sobre las
actuales circunstancias de la vida del sujeto. Es importante investigar las fuentes actuales de
estrés como, por ejemplo, separación o pérdida de seres queridos, huida del país de origen o vida
en el exilio. Además, el entrevistador deberá investigar qué capacidad tiene la persona de ser
productiva, ganarse la vida y ocuparse de su familia, así como con qué apoyos sociales puede
contar.
d) Historia previa a la tortura
Si corresponde, describir la infancia, adolescencia y entrada en la vida adulta de la víctima,
así como su entorno familiar, morbilidad familiar y composición de la familia. Deberá asimismo
hacerse una descripción de la escolaridad de la víctima y su vida laboral. Describir todo caso de
traumas antiguos, como malos tratos durante la infancia, traumas de guerra o violencia
doméstica, así como el medio cultural y religioso de la víctima.
La descripción de los traumatismos previos es importante para evaluar el estado de salud
mental y el nivel de funcionamiento psicosocial de la víctima de la tortura antes de la experiencia
traumática. De esta forma el entrevistador puede comparar el actual estado de salud mental con
el que presentaba el sujeto antes de la tortura. Para evaluar los antecedentes el entrevistador
deberá tener en cuenta que la duración y gravedad de las respuestas al trauma se ven afectadas
por múltiples factores. Algunos de estos factores, no los únicos, son las circunstancias de la
tortura, la percepción e interpretación de la tortura por parte de la víctima, el contexto social
antes, durante y después de la tortura, los recursos de la comunidad y de las personas cercanas,
y sus valores y actitudes con respecto a las experiencias traumáticas, así como diversos factores
políticos y culturales, la gravedad y la duración de los hechos traumáticos, los factores de
vulnerabilidad genética y biológica, la fase de desarrollo y edad de la víctima, la historia previa
de traumas y la personalidad preexistente. En muchos casos, por falta de tiempo y otros
problemas, puede ser difícil obtener toda esta información en las entrevistas. De todas formas,
es importante conseguir datos suficientes acerca del estado mental y el funcionamiento
psicosocial anteriores del sujeto para hacerse una idea de la medida en que la tortura ha
contribuido a los problemas psicológicos.
e) Historia clínica
La historia clínica resume las condiciones de salud antes del trauma, el estado actual, los
dolores corporales, las quejas de tipo somático, las medicinas utilizadas y sus efectos
secundarios, aspectos importantes de la vida sexual, intervenciones quirúrgicas anteriores y otros
datos médicos.
f) Historia psiquiátrica
Deberá interrogarse a la persona sobre sus antecedentes de trastornos mentales o
psicológicos, la naturaleza de los problemas, y si ha recibido tratamiento o ha necesitado
hospitalización psiquiátrica. También se le interrogará acerca de su uso terapéutico anterior de
medicinas psicotrópicas.
g) Antecedentes de uso y abuso de sustancias psicotrópicas
El médico deberá preguntar al sujeto si ha consumido sustancias psicotrópicas antes y
después de la tortura, si se han producido cambios en la modalidad de uso y si está utilizando
sustancias para hacer frente al insomnio o a sus problemas psicológicos/psiquiátricos.
Las sustancias en cuestión son no sólo alcohol, cannabis y opio, sino también sustancias que se
utilizan abusivamente en las regiones como la nuez de betel y otras muchas.
h) Examen del estado mental
El examen del estado mental comienza en el momento en que el especialista se encuentra
con el sujeto. El entrevistador deberá tomar nota del aspecto de la persona, considerando, por
ejemplo, posibles signos de malnutrición, falta de limpieza, cambios en la actividad motriz
durante la entrevista, uso del lenguaje, contacto ocular, capacidad de establecer una relación con
el entrevistador y medios que el sujeto utiliza para establecer comunicación. En el informe de la
evaluación psicológica deberán incluirse todos los aspectos del examen del estado mental, con
los siguientes componentes: aspectos como apariencia general, actividad motriz, lenguaje,
estado de ánimo y afectividad, contenido del pensamiento, proceso mental, ideas de suicidio y
homicidio, y examen cognitivo (orientación, memoria a largo plazo, rememoración intermedia y
rememoración inmediata).
i) Evaluación del funcionamiento social
285. El trauma y la tortura pueden, directa e indirectamente, dañar la capacidad funcional de la
persona. Además, la tortura puede causar indirectamente disfunciones e invalideces cuando las
consecuencias psicológicas de la experiencia alteran la capacidad del individuo para cuidar de sí
mismo, ganarse la vida, mantener a la familia o proseguir sus estudios. El especialista deberá
evaluar el actual nivel de funcionamiento del sujeto interrogándole acerca de sus actividades
cotidianas, su función social (como ama de casa, estudiante, trabajador), sus actividades sociales
y recreativas y su percepción del propio estado de salud. El entrevistador pedirá al sujeto que
evalúe su propio estado de salud, que hable de la presencia o ausencia de una sensación de
cansancio crónico y que comunique los cambios que eventualmente haya experimentado en su
funcionamiento general.
j) Pruebas psicológicas y utilización de listas de comprobación y cuestionarios
Son escasos los datos que se han publicado sobre la utilización de las pruebas psicológicas
(pruebas proyectivas y objetivas de personalidad) en la evaluación de los supervivientes de la
tortura. Además, las pruebas psicológicas de la personalidad carecen de validez transcultural.
Estos factores se combinan limitando gravemente la utilidad de las pruebas psicológicas para la
evaluación de las víctimas de la tortura. En cambio, las pruebas neuropsicológicas pueden ser
útiles para evaluar casos de lesiones cerebrales resultantes de la tortura .
La persona que ha sobrevivido a la tortura puede tener dificultades para expresar en palabras sus
experiencias y síntomas. En ciertos casos puede ser útil utilizar listas de comprobación sobre
acontecimientos traumáticos y síntomas. Si el entrevistador estima que podría ser útil utilizar
estas listas, hay numerosos cuestionarios disponibles, aunque ninguno de ellos se refiere
específicamente a las víctimas de la tortura.
k) Opinión clínica
Para formular una opinión clínica a fin de informar sobre signos psicológicos de tortura,
deberán formularse las siguientes preguntas importantes:
i) ¿Hay una concordancia entre los signos psicológicos y la denuncia de tortura?
ii) ¿Se puede decir que los signos psicológicos observados constituyen reacciones
esperables o típicas frente a un estrés extremo dentro del contexto cultural y social
del individuo?
iii) Considerando la evolución fluctuante con el tiempo de los trastornos mentales
relacionados con traumas, ¿cuál sería el marco temporal en relación con los hechos
de tortura? ¿En qué punto del proceso de recuperación se encuentra el sujeto?
iv) ¿Cuáles son los factores de estrés coexistentes que afectan al sujeto (por ejemplo,
una persecución que aún dura, migración forzada, exilio, pérdida de la familia o
pérdida de la función social)? ¿Qué repercusión tienen estos factores sobre el sujeto?
v) ¿Qué condiciones físicas contribuyen al cuadro clínico? Merecen especial atención
los traumatismos craneales sufridos durante la tortura o la detención.
vi) ¿Hace pensar el cuadro clínico que la denuncia de tortura es falsa?
El especialista deberá dar su opinión sobre la coherencia de los signos psicológicos y la
medida en que éstos guardan relación con los presuntos malos tratos. Deberán describirse el
estado emocional y la expresión de la persona durante la entrevista, sus síntomas, la historia de
detención y tortura y la historia personal anterior a la tortura. Se tomará nota de factores como la
aparición de síntomas específicos relacionados con el trauma, la especificidad de todos los
signos psicológicos y las modalidades de funcionamiento psicológico. También se considerarán
factores adicionales como la migración forzada, el reasentamiento, dificultades de aculturación,
problemas de idioma, desempleo, pérdida del hogar y situación familiar o social. Se evaluará y
describirá la relación y la concordancia entre los acontecimientos y los síntomas. Ciertas
condiciones físicas, como los traumatismos craneales o las lesiones cerebrales, pueden requerir
una evaluación más detallada. Tal vez sea recomendable proceder a evaluaciones neurológicas o
neuropsicológicas.
. Si el superviviente presenta una sintomatología acorde con algún diagnóstico psiquiátrico
del DSM-IV o de la CIE-10, se especificará el diagnóstico. Puede ser aplicable más de un
diagnóstico. También en este caso debe advertirse que si bien un diagnóstico de trastorno mental
relacionado con un trauma apoya una denuncia de tortura, el hecho de que no se reúnan los
criterios de diagnóstico psiquiátrico no significa que el sujeto no haya sido torturado.
El superviviente de la tortura puede no reunir el conjunto de síntomas necesario para satisfacer
plenamente los criterios de diagnóstico de alguna entidad del DSM-IV o de la CIE-10. En estos
casos, como en otros, los síntomas que presente el superviviente y la historia de la tortura que
afirme haber experimentado se considerarán como un todo. Se evaluará y describirá en el
informe el grado de coherencia que exista entre la historia de tortura y los síntomas que el sujeto
comunique.
Es importante tener en cuenta que ciertas personas hacen denuncias falsas de tortura por
muy diversas razones, mientras que otras pueden exagerar experiencias relativamente triviales
por razones personales o políticas. El investigador deberá tener siempre presentes esas
posibilidades y tratar de identificar posibles razones para la exageración o invención. De todas
formas, el especialista no debe olvidar que tal invención exige un conocimiento detallado de la
sintomatología relacionada con los traumas que muy poca gente posee. Todo testimonio puede
presentar incoherencias por diversas razones válidas, como problemas de memoria resultantes de
una lesión cerebral, confusión, disociación, diferencias culturales en la percepción del tiempo o
fragmentación y represión de recuerdos traumáticos. Para documentar con eficacia los indicios
psicológicos de la tortura es necesario que el especialista tenga la capacidad necesaria para hacer
en su informe una evaluación de coherencias e incoherencias. Si el entrevistador sospecha que
hay invención, habrán de preverse entrevistas adicionales que permitan aclarar cualquier
incoherencia que figure en el informe. También familiares o amigos podrán tal vez corroborar
ciertos detalles de la historia. Si el especialista realiza exámenes adicionales y sigue
sospechando que hay invención, deberá remitir el sujeto a otro especialista y pedir la opinión de
su colega. La sospecha de invención se documentará con la opinión de dos especialistas.
l) Recomendaciones
Las recomendaciones que resulten de la evaluación psicológica dependerán de la cuestión
planteada junto con la solicitud de evaluación. Puede tratarse de cuestiones de tipo legal y
judicial o de solicitudes de asilo o reasentamiento o de la necesidad de un tratamiento.
Las recomendaciones pueden ir en el sentido de que se realice una nueva evaluación, por
ejemplo pruebas neuropsicológicas, o un tratamiento médico o psiquiátrico o de señalar la
necesidad de seguridad o asilo.
Si existen dudas, el Protocolo de Estambul es un documento ampliamente difundido en internet, basta realizar la busqueda con cualquier buscador y parecera cualquier cantidad de ligas para acceder al mismo, aqui un link:
http://www.ohchr.org/Documents/Publications/training8Rev1sp.pdf
Los compenentes descritos a continuación se encuentran en el capítulo VI el cual se denomina SIGNOS PSICOLÓGICOS INDICATIVOS DE TORTURA, en el apartado C. EVALUACIÓN PSICÓLOGICA/PSIQUIÁTRICA, SECCION 3. COMPONENTES DE LE AVALUACIÓN PSICÓLOGICA/PSIQUIÁTRICA.
Introducción.
En la introducción se mencionará la entidad que envía al sujeto y se hará un resumen de las
fuentes colaterales (por ejemplo, expedientes médicos, jurídicos y psiquiátricos) y una
descripción de los métodos de evaluación utilizados (entrevistas, inventarios de síntomas, listas
de comprobación y pruebas neuropsicológicas).
a) Historia de las tortura y malos tratos
Se harán esfuerzos por recoger la historia completa de las torturas, persecuciones y otras
experiencias traumáticas importantes. Esta parte de la evaluación suele
ser agotadora para la persona que está siendo evaluada. Por consiguiente, puede ser necesario
proceder en varias sesiones. La entrevista comenzará por un resumen general de los
acontecimientos para luego pasar a los detalles de las experiencias de tortura. Es preciso que el
entrevistador conozca las cuestiones jurídicas pertinentes ya que éstas determinarán la naturaleza
y la cantidad de información necesaria para bien documentar los hechos.
b) Quejas psicológicas actuales
La determinación del funcionamiento psicológico actual constituye el núcleo de la
evaluación. Como los prisioneros de guerra gravemente brutalizados y las víctimas de violación
sexual muestran en un 80 a 90% de los casos una prevalencia de por vida del trastorno de estrés
postraumático, será preciso formular preguntas concretas relativas a las tres categorías de
trastorno de estrés postraumático del DSM-IV (retorno de la experiencia del acontecimiento
traumático, evitación, embotamiento de la reactividad, incluida la amnesia, y excitación).
Se describirán en detalle los síntomas afectivos, cognitivos y conductuales, y se especificará la
frecuencia, con ejemplos, de pesadillas, alucinaciones y reacciones de sobresalto. La ausencia de
síntomas puede deberse a la naturaleza episódica y con frecuencia diferida del trastorno de estrés
postraumático o a que se nieguen los síntomas a causa de la vergüenza.
c) Historia posterior a la tortura
En esta parte de la evaluación psicológica se trata de obtener información sobre las
actuales circunstancias de la vida del sujeto. Es importante investigar las fuentes actuales de
estrés como, por ejemplo, separación o pérdida de seres queridos, huida del país de origen o vida
en el exilio. Además, el entrevistador deberá investigar qué capacidad tiene la persona de ser
productiva, ganarse la vida y ocuparse de su familia, así como con qué apoyos sociales puede
contar.
d) Historia previa a la tortura
Si corresponde, describir la infancia, adolescencia y entrada en la vida adulta de la víctima,
así como su entorno familiar, morbilidad familiar y composición de la familia. Deberá asimismo
hacerse una descripción de la escolaridad de la víctima y su vida laboral. Describir todo caso de
traumas antiguos, como malos tratos durante la infancia, traumas de guerra o violencia
doméstica, así como el medio cultural y religioso de la víctima.
La descripción de los traumatismos previos es importante para evaluar el estado de salud
mental y el nivel de funcionamiento psicosocial de la víctima de la tortura antes de la experiencia
traumática. De esta forma el entrevistador puede comparar el actual estado de salud mental con
el que presentaba el sujeto antes de la tortura. Para evaluar los antecedentes el entrevistador
deberá tener en cuenta que la duración y gravedad de las respuestas al trauma se ven afectadas
por múltiples factores. Algunos de estos factores, no los únicos, son las circunstancias de la
tortura, la percepción e interpretación de la tortura por parte de la víctima, el contexto social
antes, durante y después de la tortura, los recursos de la comunidad y de las personas cercanas,
y sus valores y actitudes con respecto a las experiencias traumáticas, así como diversos factores
políticos y culturales, la gravedad y la duración de los hechos traumáticos, los factores de
vulnerabilidad genética y biológica, la fase de desarrollo y edad de la víctima, la historia previa
de traumas y la personalidad preexistente. En muchos casos, por falta de tiempo y otros
problemas, puede ser difícil obtener toda esta información en las entrevistas. De todas formas,
es importante conseguir datos suficientes acerca del estado mental y el funcionamiento
psicosocial anteriores del sujeto para hacerse una idea de la medida en que la tortura ha
contribuido a los problemas psicológicos.
e) Historia clínica
La historia clínica resume las condiciones de salud antes del trauma, el estado actual, los
dolores corporales, las quejas de tipo somático, las medicinas utilizadas y sus efectos
secundarios, aspectos importantes de la vida sexual, intervenciones quirúrgicas anteriores y otros
datos médicos.
f) Historia psiquiátrica
Deberá interrogarse a la persona sobre sus antecedentes de trastornos mentales o
psicológicos, la naturaleza de los problemas, y si ha recibido tratamiento o ha necesitado
hospitalización psiquiátrica. También se le interrogará acerca de su uso terapéutico anterior de
medicinas psicotrópicas.
g) Antecedentes de uso y abuso de sustancias psicotrópicas
El médico deberá preguntar al sujeto si ha consumido sustancias psicotrópicas antes y
después de la tortura, si se han producido cambios en la modalidad de uso y si está utilizando
sustancias para hacer frente al insomnio o a sus problemas psicológicos/psiquiátricos.
Las sustancias en cuestión son no sólo alcohol, cannabis y opio, sino también sustancias que se
utilizan abusivamente en las regiones como la nuez de betel y otras muchas.
h) Examen del estado mental
El examen del estado mental comienza en el momento en que el especialista se encuentra
con el sujeto. El entrevistador deberá tomar nota del aspecto de la persona, considerando, por
ejemplo, posibles signos de malnutrición, falta de limpieza, cambios en la actividad motriz
durante la entrevista, uso del lenguaje, contacto ocular, capacidad de establecer una relación con
el entrevistador y medios que el sujeto utiliza para establecer comunicación. En el informe de la
evaluación psicológica deberán incluirse todos los aspectos del examen del estado mental, con
los siguientes componentes: aspectos como apariencia general, actividad motriz, lenguaje,
estado de ánimo y afectividad, contenido del pensamiento, proceso mental, ideas de suicidio y
homicidio, y examen cognitivo (orientación, memoria a largo plazo, rememoración intermedia y
rememoración inmediata).
i) Evaluación del funcionamiento social
285. El trauma y la tortura pueden, directa e indirectamente, dañar la capacidad funcional de la
persona. Además, la tortura puede causar indirectamente disfunciones e invalideces cuando las
consecuencias psicológicas de la experiencia alteran la capacidad del individuo para cuidar de sí
mismo, ganarse la vida, mantener a la familia o proseguir sus estudios. El especialista deberá
evaluar el actual nivel de funcionamiento del sujeto interrogándole acerca de sus actividades
cotidianas, su función social (como ama de casa, estudiante, trabajador), sus actividades sociales
y recreativas y su percepción del propio estado de salud. El entrevistador pedirá al sujeto que
evalúe su propio estado de salud, que hable de la presencia o ausencia de una sensación de
cansancio crónico y que comunique los cambios que eventualmente haya experimentado en su
funcionamiento general.
j) Pruebas psicológicas y utilización de listas de comprobación y cuestionarios
Son escasos los datos que se han publicado sobre la utilización de las pruebas psicológicas
(pruebas proyectivas y objetivas de personalidad) en la evaluación de los supervivientes de la
tortura. Además, las pruebas psicológicas de la personalidad carecen de validez transcultural.
Estos factores se combinan limitando gravemente la utilidad de las pruebas psicológicas para la
evaluación de las víctimas de la tortura. En cambio, las pruebas neuropsicológicas pueden ser
útiles para evaluar casos de lesiones cerebrales resultantes de la tortura .
La persona que ha sobrevivido a la tortura puede tener dificultades para expresar en palabras sus
experiencias y síntomas. En ciertos casos puede ser útil utilizar listas de comprobación sobre
acontecimientos traumáticos y síntomas. Si el entrevistador estima que podría ser útil utilizar
estas listas, hay numerosos cuestionarios disponibles, aunque ninguno de ellos se refiere
específicamente a las víctimas de la tortura.
k) Opinión clínica
Para formular una opinión clínica a fin de informar sobre signos psicológicos de tortura,
deberán formularse las siguientes preguntas importantes:
i) ¿Hay una concordancia entre los signos psicológicos y la denuncia de tortura?
ii) ¿Se puede decir que los signos psicológicos observados constituyen reacciones
esperables o típicas frente a un estrés extremo dentro del contexto cultural y social
del individuo?
iii) Considerando la evolución fluctuante con el tiempo de los trastornos mentales
relacionados con traumas, ¿cuál sería el marco temporal en relación con los hechos
de tortura? ¿En qué punto del proceso de recuperación se encuentra el sujeto?
iv) ¿Cuáles son los factores de estrés coexistentes que afectan al sujeto (por ejemplo,
una persecución que aún dura, migración forzada, exilio, pérdida de la familia o
pérdida de la función social)? ¿Qué repercusión tienen estos factores sobre el sujeto?
v) ¿Qué condiciones físicas contribuyen al cuadro clínico? Merecen especial atención
los traumatismos craneales sufridos durante la tortura o la detención.
vi) ¿Hace pensar el cuadro clínico que la denuncia de tortura es falsa?
El especialista deberá dar su opinión sobre la coherencia de los signos psicológicos y la
medida en que éstos guardan relación con los presuntos malos tratos. Deberán describirse el
estado emocional y la expresión de la persona durante la entrevista, sus síntomas, la historia de
detención y tortura y la historia personal anterior a la tortura. Se tomará nota de factores como la
aparición de síntomas específicos relacionados con el trauma, la especificidad de todos los
signos psicológicos y las modalidades de funcionamiento psicológico. También se considerarán
factores adicionales como la migración forzada, el reasentamiento, dificultades de aculturación,
problemas de idioma, desempleo, pérdida del hogar y situación familiar o social. Se evaluará y
describirá la relación y la concordancia entre los acontecimientos y los síntomas. Ciertas
condiciones físicas, como los traumatismos craneales o las lesiones cerebrales, pueden requerir
una evaluación más detallada. Tal vez sea recomendable proceder a evaluaciones neurológicas o
neuropsicológicas.
. Si el superviviente presenta una sintomatología acorde con algún diagnóstico psiquiátrico
del DSM-IV o de la CIE-10, se especificará el diagnóstico. Puede ser aplicable más de un
diagnóstico. También en este caso debe advertirse que si bien un diagnóstico de trastorno mental
relacionado con un trauma apoya una denuncia de tortura, el hecho de que no se reúnan los
criterios de diagnóstico psiquiátrico no significa que el sujeto no haya sido torturado.
El superviviente de la tortura puede no reunir el conjunto de síntomas necesario para satisfacer
plenamente los criterios de diagnóstico de alguna entidad del DSM-IV o de la CIE-10. En estos
casos, como en otros, los síntomas que presente el superviviente y la historia de la tortura que
afirme haber experimentado se considerarán como un todo. Se evaluará y describirá en el
informe el grado de coherencia que exista entre la historia de tortura y los síntomas que el sujeto
comunique.
Es importante tener en cuenta que ciertas personas hacen denuncias falsas de tortura por
muy diversas razones, mientras que otras pueden exagerar experiencias relativamente triviales
por razones personales o políticas. El investigador deberá tener siempre presentes esas
posibilidades y tratar de identificar posibles razones para la exageración o invención. De todas
formas, el especialista no debe olvidar que tal invención exige un conocimiento detallado de la
sintomatología relacionada con los traumas que muy poca gente posee. Todo testimonio puede
presentar incoherencias por diversas razones válidas, como problemas de memoria resultantes de
una lesión cerebral, confusión, disociación, diferencias culturales en la percepción del tiempo o
fragmentación y represión de recuerdos traumáticos. Para documentar con eficacia los indicios
psicológicos de la tortura es necesario que el especialista tenga la capacidad necesaria para hacer
en su informe una evaluación de coherencias e incoherencias. Si el entrevistador sospecha que
hay invención, habrán de preverse entrevistas adicionales que permitan aclarar cualquier
incoherencia que figure en el informe. También familiares o amigos podrán tal vez corroborar
ciertos detalles de la historia. Si el especialista realiza exámenes adicionales y sigue
sospechando que hay invención, deberá remitir el sujeto a otro especialista y pedir la opinión de
su colega. La sospecha de invención se documentará con la opinión de dos especialistas.
l) Recomendaciones
Las recomendaciones que resulten de la evaluación psicológica dependerán de la cuestión
planteada junto con la solicitud de evaluación. Puede tratarse de cuestiones de tipo legal y
judicial o de solicitudes de asilo o reasentamiento o de la necesidad de un tratamiento.
Las recomendaciones pueden ir en el sentido de que se realice una nueva evaluación, por
ejemplo pruebas neuropsicológicas, o un tratamiento médico o psiquiátrico o de señalar la
necesidad de seguridad o asilo.
Si existen dudas, el Protocolo de Estambul es un documento ampliamente difundido en internet, basta realizar la busqueda con cualquier buscador y parecera cualquier cantidad de ligas para acceder al mismo, aqui un link:
http://www.ohchr.org/Documents/Publications/training8Rev1sp.pdf