miércoles, 5 de agosto de 2009

La Psicología Forense y los test psicológicos



Es casi imposible separar la Psicología de las pruebas o test psicológicos, lo mismo ocurre en la Psicología Forense, al realizar una evaluación psicológica el perito debe tener amplios conocimientos de psicometría y tests psicológicos. Al momento de planear las estrategias a seguir durante las sesiones se debe ya tener claro y preparado cuales son las pruebas que se aplicaran y sobre todo cual es su finalidad.
Sin embargo, se debe tener muy presente que las pruebas son solo un elemento más en la evaluación a realizar, no el objetivo principal. Querer fundamentar las conclusiones de un  dictamen en los resultados de determinada prueba o test psicológico es un error, pues el psicólogo debe unir todos los elementos obtenidos durante la entrevista, la observación, las reacciones emocionales y conductuales y los datos encontrados en el expediente, todo eso se debe analizar en conjunto para poder tener los elementos necesarios al momento de emitir una conclusión.
Ahora bien, las pruebas o tests psicológicos se deben seleccionar de acuerdo a las características del individuo a evaluar, su edad, su escolaridad, sexo, condición sociocultural, etcétera.
Definitivamente no se puede hacer una evaluación psicológica como si se siguiera una receta de cocina. Es un error metodológico querer aplicar siempre la misma batería de pruebas a todos los sujetos a evaluar.
Cada prueba va a tener siempre un constructo teórico, en el cual basa su medición, y por lo tanto se deben tener las bases para poder aplicar determinado test.
Al momento de determinar la batería psicológica que se va aplicar se debe tener presente qué se pretende analizar, como mínimo se aplicará un test de inteligencia, otro de personalidad, uno más para determinar el desarrollo neurológico. Y en el caso de la Psicología Forense algún inventario o cuestionario de psicopatología, el cual será de enorme apoyo para sustentar las conclusiones a emitir.
Existe mucha bibliografía sobre test psicológicos, sus nombres y lo que miden y ahondar en eso ocuparía realizar un blog exclusivo para test psicológicos. Solo basta mencionar a modo de orientación cuales son algunos de los más aplicados:
Para medir capacidad intelectual: Raven, Beta, WAIS, WISC, Terman.
Para detectar posibles disfunciones neurológicas se puede aplicar el test de Bender.
Para analizar rasgos de personalidad se tienen las proyectivas las pruebas de lápiz y papel como Machover, H.T.P, Familia, Bajo la lluvia, las proyectivas verbales de percepción TAT, o tras como las de frases incompletas, Desiderativa y Autobiografía.
Se pueden aplicar también inventarios como el MMPI-2 o el 16FP y además existe una cantidad considerable de cuestionarios que miden trastornos psicopatológicos.
Finalmente se hace la aclaración que los mencionados anteriormente son solo como ejemplo, que pueden o no aplicarse y se puede aplicar algunos otros que no se hayan mencionado. Aquí lo importante es que se conozca muy bien el constructo teórico que hay detrás de la prueba y que se maneje con total profesionalismo los resultados obtenidos de la misma.

lunes, 27 de octubre de 2008

La entrevista con orientacion forense

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Existe una amplia literatura relacionada con las técnicas de la entrevista: sus fases, el raport, la empatía, la entrevista previa, la entrevista profunda, las entrevistas estructuradas con cuestionarios, las entrevistas abiertas, las mixtas, etcétera. Cualquier libro, artículo o página web es buena para conocer los aspectos teóricos de la entrevista.
Sin embargo, es necesario entender, primero que nada, que cada escenario donde se realiza una entrevista tiene sus particularidades. Definitivamente no es lo mismo realizar una entrevista laboral, una entrevista terapéutica o una entrevista de tipo forense.
En el escenario laboral, el entrevistado brindará datos principalmente sobre su grado académico y la experiencia en el trabajo, relacionada con el puesto a ocupar. Salvo contadas ocasiones el aspirante miente acerca de estos datos y si esto pasa se reflejará tarde o temprano en su desempeño laboral y las consecuencias del mismo pueden no ser significativas.
En el escenario terapéutico,  el paciente acude por su propia voluntad pues existe una molestia que lo aqueja, esta misma preocupación hace que durante la entrevista con el terapeuta brinde todo tipo de información que generalmente es auténtica, y en caso contrario solo afecta su proceso terapéutico.
Pero en el ámbito penal, las cosas pueden cambiar radicalmente,  en este caso el entrevistado no acude a realizarse una evaluación psicológica, con un psicólogo forense por su propia voluntad, necesariamente éste tipo de intervenciones se hacen necesarias a raíz de un hecho delictivo, una violación, un abuso sexual, un secuestro, un asesinato, un asalto, un fraude, una agresión física, etcétera, lo cual significa que existe una víctima y un victimario en la mayoría de los casos  y en ocasiones algún testigo.
Ahí es donde se complican las cosas, ni las víctimas ni los victimarios desean acudir por voluntad propia a ser evaluados por un psicólogo forense, y si lo hacen, es porque están obligados por un proceso judicial,  y esto se nota  en el porcentaje elevado de personas que faltan a la fecha establecida para su entrevista.
En el caso de las víctima, la entrevista se torna difícil, ya que su estado emocional se encuentra alterado por el hecho delictivo vivido, algunas personas pueden bloquearse al momento de recordar los momentos críticos de la experiencia ocurrida, algunas personas pueden tener, incluso, motivaciones ocultas de rencor y venganza hacia su agresor, por lo cual pueden intentar magnificar los hechos buscando el castigo y la cárcel para el responsable.
En el caso del victimario o presunto responsable, la situación no cambia mucho, sabe que su situación legal, incluida su libertad, está en juego. Por lo tanto tratará de manipular la información minimizando los hechos y tratando de mostrar una personalidad adaptada, presentándose a sí mismo como una persona incapaz de haber realizado el delito que se le imputa, muchos llegaran a culpar a la víctima diciendo que ésta lo provocó, otros negaran los hechos, en suma su libertad está en juego y depende de los resultados de una opinión profesional del psicólogo forense.
En el caso de los testigos, se debe valorar la calidad de su testimonio, y ver cuáles son las motivaciones que presentan ante la evaluación, que la mayoría de las veces va coincidir con las de la víctima o el victimario.

No se debe olvidar tampoco, que no todas las víctimas son víctimas ni todos los victimarios lo son. En la procuración de justicia, también se llegan a dar falsas acusaciones, por venganza, por intereses económicos o personales. Y se debe ser imparcial al realizar una evaluación para evitar caer en errores por prejuicios o cuestiones morales o criterios institucionales.