martes, 9 de noviembre de 2010

Consecuencias psicologicas de las desapariciones forzadas por la delincuencia organizada o "levanton".


Alejandro “N” (por razones obvias se cambió el nombre real) es una de las víctimas de la desaparición forzada de su madre, quien fue sustraída de manera violenta durante una madrugada, por un grupo armado, de la delincuencia organizada, en un hecho comúnmente conocido como “levantón”. Existe literatura referente a las consecuencias psicológicas que se generan en los familiares de personas que han sido objeto de desapariciones forzadas. 
Cuando una familia pierde un miembro, ya sea por muerte natural, enfermedad, accidente vial, muerte violenta, etc. los familiares entran en un proceso natural de duelo, en el cual el doliente pasa por una serie de etapas entre las que pueden estar el estado de shock, la negación, la ira o el enojo, el pacto, la depresión y finalmente la aceptación, este proceso lleva a los familiares a superar y asimilar finalmente la pérdida del ser amado.  
Sin embargo en el fenómeno de desaparición forzada, como es el caso del denominado “levantón”, la situación es diferente, en estos casos los familiares sufren un proceso de duelo interrumpido o un dolor suspendido.
Como pérdida o separación súbita e inesperada de un ser querido, la reacción ante la desaparición forzada suele definirse como duelo, proceso en el cual los familiares no solo enfrentan una serie de etapas, como lo haríamos ante una muerte natural, sino que además la impunidad, el terror, el miedo, la mentira, la incertidumbre, el silencio, el olvido, el ocultamiento, la tortura y la violación de todo derecho humano, que rondan la desaparición y posible muerte de la víctima, dificultan su recuperación. Ya no es solo una perdida repentina, una agonía dolorosa ó una muerte traumática, es la soledad angustiosa, el espacio clandestino, la detención injusta, ilegitima, ilegal, el encubrimiento del victimario, la transgresión del derecho y la furtividad del hecho” explica la  psicóloga Carolina Gutiérrez de Piñerez. 
De esta manera Alejandro “N”, de manera súbita y traumática perdió a su madre en un evento violento, donde además experimentó agresiones físicas y verbales, sensaciones de miedo, terror, sintió temor por su integridad física y su propia vida, así mismo su familia fue víctima de agresiones y amenazas. 
Inmediatamente después de la desaparición forzada viene la incertidumbre, en un proceso normal de duelo “la incertidumbre lleva a los dolientes inicialmente a buscar con la mirada, a llamar con el llanto, a repetir una y otra vez el nombre de la persona que falleció con la intención de despertarlo de un sueño del cual no volverá”; en la desaparición forzada, la incertidumbre tiene una mayor carga emocional, viene a la imaginación la posibilidad de las más crueles torturas, abusos, vejaciones, humillaciones, maltratos, mutilaciones, tocamientos morbosos, violaciones . Existe incertidumbre si lo van a volver a ver con vida, si va a volver, cuando va a volver, se esperan ansiosamente noticias.  
En el caso que nos ocupa, Alejandro “N”, no sabe aún con certeza, donde está su madre, qué pasó con ella, si fue maltratada o no. Si va a volver o no, aún cuando ha escuchado que sigue viva y que la han visto, su estado emocional se encuentra alterado por una angustia constante de saber de su madre, que lo lleva a episodios periódicos de depresión y llanto.  
La soledad, la ira, la culpa, la incertidumbre, la desesperanza, el resentimiento, el sentirse perseguidos, dejan secuelas graves a nivel psicológico. Como producto de lo anterior la familia, base de la sociedad, se desestabiliza, se desmembrana, se desorienta, y entonces el único apoyo real y firme con el que contaban se pierde. 
Luego de la desaparición forzada o “el levantón”, la familia de Alejandro “N”  se transformó de un núcleo familiar estable y funcional a una familia incompleta, desestructurada, dividida y disfuncional, gracias a las discusiones, culpas, reclamos, problemas económicos y distanciamientos emocionales entre él y los demás miembros de su familia.  
Por otra parte, Díaz, 2008, plantea que la figura del “desaparacedor”, “este es un ser caprichoso que tiene el saber sobre el destino del desaparecido, lo que deja a los dolientes a su voluntad y sumidos en la impotencia y el desvalimiento de enfrentarse a otro sin límites”. 
Díaz (2008), plantea que una desaparición forzada conlleva a un estado de angustia como reacción de peligro de la pérdida del ser amado, que lleva a los familiares a una situación de desamparo físico y psíquico. El sujeto confrontado con la desaparición forzosa de alguien a quien ama queda sometido radicalmente al “desaparecedor”. La angustia lo sume en una situación de desvalimiento afianzada en la falta de un saber sobre el destino del ser amado. 
En el caso de Alejandro “N”, el grupo “desaparecedor”  al parecer aún tiene en su poder el destino de su madre, él piensa que su madre no regresa aún porque ellos la tienen amenazada, por tal motivo se siente impotente y sometido a la voluntad de quienes tienen a su madre en su poder. 
“la indagación yerma y la búsqueda infructuosa lleva a una alteración de nuestra cotidianidad a nivel físico, emocional, afectivo, espiritual y social: se altera el sueño, se pierde el apetito y como consecuencia se pierde peso, hay fatiga, tensión, nerviosismo, aumento en la morbilidad, llanto, sensación de cansancio, ansiedad, depresión tristeza, ira, culpa, confusión, desesperanza, apatía, sensación de incomprensión, aislamiento y hasta cambio de amigos, trabajo y de rol, la vida pierde sentido, se reniega de Dios, se debilita la fe. (Gutiérrez de Piñeres). 
Alejandro “N” presentó muchos de los síntomas descritos en el párrafo anterior, y gracias a las terapias recibidas por una psicóloga ha ido saliendo adelante paulatinamente y ha intentado continuar con su vida.  
Este proceso trasciende el concepto de duelo, pues lo único en lo que se relacionan la muerte y la desaparición son el dolor, pero en la desaparición no hay un cuerpo, no hay un nombre, no hay una tumba, no hubo misa ni funeral, no hay certidumbre”. 
Sin un cuerpo para enterrar no se marca la línea que separa a los vivos de los muertos. La incertidumbre ante la muerte parece detener el tiempo y congelar el espacio. 
En  Alejandro “N” se detecta un proceso de duelo suspendido respecto a la desaparición de su madre, de manera reiterativa refiere la frase “desde que pasó lo de mi mamá”, en algunos momento se refería a ella como si aún viviera con ella y nunca se la hubieran llevado, regresó a trabajar al mismo lugar donde ella trabajaba, en donde “siempre la ha ayudado”, en momentos comentó que se deprime por su ausencia, lloró cuando la recordó y ruega a Dios que regrese. En resumidas cuentas se encuentra en una incertidumbre total respecto a su madre y atorado en un duelo suspendido. 
El Manual Diagnostico y estadístico de los trastornos mentales  describe el curso general del trastorno por estrés postraumático en donde especifica que “Los síntomas del trastorno y la predominación relativa de la reexperimentación, comportamiento de evitación y síntomas de activación (arousal) pueden variar ampliamente a lo largo del tiempo. La duración de los síntomas muestra considerables variaciones; la mitad de los casos suele recuperarse completamente en los primeros 3 meses; en otras ocasiones todavía pueden persistir algunos síntomas más allá de los 12 meses posteriores al acontecimiento traumático. En algunos, el curso se caracteriza por oscilaciones en los síntomas. La reactivación de éstos puede aparecer en respuesta a los recuerdos del traumatismo original a estresores de la vida o a nuevos acontecimientos traumáticos”  (DSM-IV.TR, página 522). 
Alejandro “N” presentó sentimientos de tristeza, estado de ánimo depresivo mayor y sintomatología de un Trastorno de Estrés Postraumático, posterior a los eventos violentos que culminaron con la desaparición de su madre, y gracias a las sesiones de terapia psicológica brindadas por su psicóloga, él se encuentra en un proceso de remisión de la sintomatología mencionada. Sin embargo, aún cuando su estado emocional se observa estable, sus intereses personales y actividad cotidiana parecen denotar que el entrevistado se encuentra recuperado y listo para desenvolverse de manera óptima en su vida diaria, su estado emocional no se encuentra totalmente restablecido, toda vez que no sabe que sucedió con su madre.
De acuerdo con lo anterior y en relación con Alejandro “N”, durante la evaluación manifestó síntomas de ansiedad, angustia, tristeza y llanto relacionados con la desaparición de su madre, estos síntomas se presentaron en respuesta directa a una reexperimentación del evento traumático al recordar los hechos donde se “levantaron” a su madre.
En conclusión Alejandro "N" se encuentra en un proceso de duelo suspendido por la desaparición forzada de su madre. 
BIBLIOGRAFÍA 


DSM-IV-TR. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.
Ed. Masson, Barcelona, España, 2002.


Gutiérrez de Piñeres, Carolina
Procesos de duelo en víctimas de desaparición forzada.
http://psicologiajuridica.org/psj137.html 


Díaz Facio Lince, Victoria Eugenia
Del dolor al duelo: limites al anhelo frente a la desaparición forzada.
Revista electrónica: Affectio Societatis Nº 9/diciembre/ 2008.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Trata de personas.

La Trata de Personas es un tema que comienza a tomar fuerza entre los psicólogos y particularmente entre los psicólogos forenses, aún cuando se había abordado el temas desde diversos enfoques y denominaciones; prostitución, migración, abuso sexual y maltrato infantil, pornografía, trabajo forzado, secuestro, violación sexual, violencia intrafamiliar, delincuencia juvenil, delincuencia organizada, trabajo infantil, trabajadoras domésticas,   pero ahora todos estos temas confluyen y se entremezclan en el tema de Trata de Personas, pues está cambiando el enfoque para observar todos estos fenómenos.

Alto a la trata
La llamada prostitución ya no es solo un problema de una mujer comerciando con su cuerpo;  la pornografía ya no es un problema de faltas a la moral; el trabajo de menores de edad ya no es solo una actividad de un niño para ayudar económicamente a sus padres, la migración ya no es solo un problema de hombres y mujeres buscando mejores oportunidades en otro país; el abuso sexual a un infante ya no es solo un problema de castigar al abusador sexual y darle terapia al niño y sus familiares.  Este tipo de problemáticas se está observando, analizando, diagnosticando y tratando de una manera más global, interdiciplinaria, transcultural y organizadamente posible.

Con la globalización de las naciones, los problemas que eran locales se están transformando en problemas regionales, nacionales y trasnacionales. Antaño a las prostitutas se las sacaba de la calle, encerrándolas en cárceles locales por alterar el orden público, ahora existe redes de prostitución que protegen a sus trabajadoras sexuales del acoso de los policías, las autoridades reciben sobornos de los proxenetas y lideres  de redes dedicadas a la prostitución, así  las niñas, adolescentes y mujeres dedicadas al comercio sexual son pues el primer eslabón de una larga cadena de intereses, responsabilidades y complicidades.
El psicólogo forense comienza a intervenir en asuntos migratorios, entrevistando y evaluando a personas indocumentadas en el transito de un país a otro. Personas que han sido víctimas de secuestro, extorsión, agresiones verbales, física y sexuales, trabajos forzados, mutilaciones,  etc. El Psicólogo forense es llamado ahora para participar en operativos en bares, cantinas y centros nocturnos donde pudieran haber  menores de edad, mujeres trabajando contra su voluntad, trabajadores indocumentados, mujeres forzadas a realizar actividades sexuales. El perito en Psicología está realizando dictámenes sobre pornografía infantil, analizando material gráfico encontrado en locales, computadores, páginas de Internet. 

El psicólogo forense debe ahora tener una visión más global de la intervenciones que se le solicitan. Debe realizar sus intervenciones apoyandose en mayores conocimientos de Derechos Humanos y  Estudios de Genero, debe conocer sobre tratados internacionales relativos a Trata de Personas.,para esto se ha de recurrir a diversos documentos como el denominado "Protocolo de Palermo" el cual como su nombre lo indica es el protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la Trata de Personas, y al cual se tiene fácil acceso con cualquier buscador de la web.

sábado, 5 de junio de 2010

Cultos religiosos y delincuencia

Existen cultos religiosos como los de la Santa Muerte, Jesus Malverde, San Judas Tadeo y la Santería que se relacionan con algunas organizaciones delictivas, aun cuando de manera general existen personas que niegan esta relación.
Los cultos a la Santa Muerte y a Jesús Malverde incluso son rechazados por la iglesia católica, sin embargo existe un santo aceptado por la iglesia que también es venerado por personas que se dedican a algún tipo actividades ilícitas, es el conocido como el patrón de las causas difíciles, imposibles y desesperadas, San Judas Tadeo, aunque también es el santo de los desempleados, pues muchos de estos acuden a él pidiéndole el favor de ayudarle a encontrar trabajo. 


En cuando a Jesus Malverde, este personaje, conocido popularmente como "el santo de los narcos", inicio como un Robin Hood Mexicano, un salteador de caminos que robaba a los ricos para ayudar a los pobres, sin embargo con el tiempo algunos narcotraficantes lo comenzaron a venerar, gracias a supuestos milagros y favores que habían recibido de él. Actualmente se dice que en días comunes y corrientes se pueden escuchar grupos musicales cantando famosos narco-corridos en su capilla, y esto es debido a que algún capo de la droga a logrado pasar exitosamente un cargamento a su destino final.
El riesgo de sus actividades lleva a los capos de la droga a elevar plegarias de protección y éxito a Jesús Malverde, Santo Patrono de los Narcotraficantes.



La Santa Muerte, la cual es nombrada por sus seguidores con frases afectivas como la niña blanca, la flaquita, la santísima, es otra figura de culto muy arraigada entre las personas que se dedica a delinquir.
A la Santa Muerte la veneran sobre todo las personas que viven en situaciones de alto riesgo, son éstas quienes suelen portar un dije o un escapulario ostensible con esta imagen, o un tatuaje en la piel. La suelen llevar los narcotraficantes, los delincuentes y las mujeres que trabajan de noche, también la pueden llevar los militares y agentes policiacos, aunque como todas las reglas, existen excepciones.

La Santa Muerte es un símbolo que podría identificar a personas que viven entre lo legal y lo ilegal, y esto puede ocurrir también en estratos altos de la sociedad.
Del testimonio de una persona devota de la santa muerte sobre de su asistencia a una misa dedicada a la Santa Muerte, llama la atención lo siguiente:
“Es casi medianoche del último día de octubre y el Santuario Nacional de la Santa Muerte destaca luminoso para proteger a sus feligreses de los peligros de este barrio ubicado en el centro de la ciudad…Alrededor de doscientas personas esperan la misa, para luego salir en procesión en las calles aledañas. En el interior del santuario, en el pasillo que conduce a los oratorios, hay fotografías espectrales de la Santa Muerte…La mayoría de los asistentes son menores de cuarenta años y hay por lo menos una veintena de niños. Entre los jóvenes el atuendo es semejante: Corte de cabello estilo militar o punk, cadenas al cuello y aretes…“Benditos sean los perseguidos de la justicia, porque de ellos será el reino de los cielos”, recemos por “los que han muerto por homicidio, por suicidio y por accidente”, pide el ministro… Aunque algunos piden favores para delinquir, a la Santa Muerte se le pide lo mismo que a la Virgen de Guadalupe, “es un ángel”, el padre reza por los que están en el reclusorio,… Pasada la medianoche, el ministro pide silencio, disminuye notablemente el volumen de voz y reza en latín. Al terminar, continúa con las mismas oraciones que se realizan en cualquier templo católico: Avemaría, Padrenuestro, etcétera”.  Posteriormente afirma esta persona “Quiero agregar algo mas..la Imagen de la Santa Muerte, si alguien te la regala o tú la robas, eso es así para casi todos los Santos; es más efectivo”



En México, la devoción a San Judas Tadeo está extendida en la capital, principalmente en las capas más pobres. El templo de San Hipólito, patrono de la ciudad desde la época novohispana, fue cambiado en advocación a San Judas Tadeo, a donde acuden sus fieles a venerarle los días 28 de cada mes, sobre todo el 28 de octubre, día en que se celebran fiestas patronales en su honor. Es costumbre ir al templo y obsequiar ofrendas como flores, imágenes del santo y escapularios  a los demás devotos que abarrotan el templo enclavado en la esquina de Avenida Hidalgo y Paseo de la Reforma, a un costado de la Alameda central de la Ciudad de México.
En fechas cercanas al 28 de octubre se realizan concurridas peregrinaciones al templo de San Hipólito, para acudir a la primeras misas, algunas de  estas peregrinaciones son formadas por personas que trabajan de noche, como el personal de los bares nocturnos de la ciudad, entre ellos los meseros, los promotores o “guías” de los bares, los “cadeneros”, el personal de seguridad, los cantineros y las bases se taxis de los bares,  sin faltar las bailarinas exóticas o ficheras. Acuden al Santo para a agradecer los favores recibidos y solicitar prosperidad y trabajo para el próximo año.
En los últimos años se ha generado descontento en buena parte de la población ya que algunas personas dedicadas a actividades ilícitas, como el narcotráfico y el robo, sobre todo  el asalto a mano armada,  han adoptado a San Judas Tadeo como su santo y aprovechan incluso las fiestas rituales en su propia parroquia para cometer sus actos delictivos.

Además de usar sus  "cuernos de chivo" como protección contra los de cárteles rivales y agentes antidrogas, los narcotraficantes mexicanos y capos de la droga también recurren a  los secretos de la santería para tratar de evadir la acción de la justicia, hacer prósperos negocios y eliminar a sus rivales.
El riesgo constante en que viven los narcotraficantes  los ha llevado a buscar todo tipo de protectores, en lo físico y material, recurren al armamento de alto poder, a chalecos antibalas y a camionetas blindadas, en lo legal y social recurren a los sobornos y en lo espiritual acuden a brujos y santeros quienes les realizan limpias y rituales de acuerdo a los deseos y aspiraciones de sus “poderosos” clientes.
Los santeros recurren  a las diferentes entidades, deidades, “orichas” o santos dependiendo de las peticiones del  narcotraficante al que “asesoran”, en entrevista ente un periodista una de estas santeras explicó:









 Flechitas que representan a ochosi



 Ochosi, "es muy efectivo para evadir la acción de la justicia; los narcos mexicanos le rinden honores y rituales para que los ayude a escapar de las manos de la ley; Es un santo muy poderoso, a él se acercan todos aquellos que delinquen y que temen ser atrapados por la justicia; los capos de la droga lo veneran".



Eleguá, "el que abre o cierra caminos".
“Este espíritu es utilizado por los narcos precisamente para que las rutas por donde meten y sacan la droga queden libres de riesgos y lleguen a su destino; .Además los protege contra los cárteles enemigos, es decir, "cierra los caminos" a posibles venganzas y ejecuciones entre bandas contrarias”.



Oggun, "el dueño y señor de los metales.
"Los narcotraficantes lo honran para que sus negocios crezcan, para que se les multiplique el dinero y, sobre todo, para mantener su patrimonio a salvo. Algunos le rezan con la esperanza de que no se pierdan sus bienes en caso de que algún día sean capturados",

Muchas personas que han acudido a ritos y limpias de santería se les puede  pueden identificar porque traen uno o más collares de colores.



collar Ochosi 









 Collar Oggub