martes, 28 de junio de 2011

Consecuencias psicológicas de las amputaciones

Para analizar  las consecuencias psicológicas que pueden aparecer en las personas que han sufrido la amputación de una extremidad el psicólogo forense debe considerar varias cosas.
Primeramente,  en la actualidad el ser humano le da una valoración muy importante al cuerpo humano, los estándares estéticos, sociales y psicológicos establecen la necesidad de que los cuerpos de las personas estén integrados al 100%. Y la pérdida de una parte del cuerpo supone la pérdida de funcionalidad dentro del medio social, supone pérdida estética, perdida de oportunidades educativas y laborales.  Casi todo está concebido y diseñado para el ser humano completo.
Las amputaciones pueden ocurrir en tres formas básicas, amputaciones de nacimiento o congénitas,  amputaciones accidentales o traumáticas, que ocurren regularmente en accidentes de tráfico y accidentes laborales y amputaciones por enfermedades. Cada una de ellas trae consecuencias psicológicas diferentes.
Las amputaciones de nacimiento traen consigo problemas para el desarrollo psicológico cognitivo y social,  sin embargo en este caso las consecuencias psicológicas serán en primer instancia para los padres y el grupo  familiar del niño que nace con alguna atrofia corporal en alguna de sus extremidades. Las repercusiones psicológicas en el menor se van ir apareciendo conforme el niño va teniendo conciencia de su cuerpo y del apoyo que tenga de sus padres y familiares va depender si existen consecuencias negativas o no, generalmente este tipo de personas se va a ir adaptando a su situación y va a estar mejor adaptado que las personas que sufren de una amputación súbita.
En el caso de las amputaciones por enfermedad, estas suceden en la mayoría de los casos en personas de la tercera edad con complicaciones con enfermedades crónicas-degenerativas como la diabetes y el cáncer y la amputación es anticipada al paciente y regularmente tiene el objetivo de evitar complicaciones mayores para la salud, mejorar la calidad de vida y en todo caso evitar la muerte y el proceso de adaptación es menos complicado que en las amputaciones traumáticas.
En el caso de las amputaciones súbitas o amputaciones traumáticas como se les denomina medicamente, estas ocurren, valga la redundancia, en un hecho traumático, en un accidente automovilístico, en un accidente laboral, en un atentado violento, en un ataque terrorista. En estos casos las consecuencias psicológicas tienen mayores complicaciones dependiendo de las características de cada persona, de su edad, su sexo, su estado de desarrollo, su actividad laboral o profesional.

Puede tener mayores afectaciones psicológicas si ocurre en una mujer que en un hombre debido a las mayores exigencias estéticas en la imagen femenina. Las mismas consecuencias de naturaleza estética pueden influir si  ocurre durante la etapa de la adolescencia, cuando el joven va cimentando su desarrollo personal en sus características personales. Una amputación de una pierna puede tener mayor afectación psicológica en un deportista que un profesionista.
Las consecuencias psicológicas de una amputación traumática van a variar dependiendo las características de personalidad del amputado.
En todo caso una amputación es la pérdida de una parte corporal y como  en muchos casos una pérdida puede implicar un proceso de duelo por la extremidad perdida. Pero el duelo no se restringe exclusivamente a la pérdida del miembro dañado, sino a la pérdida de un estatus dentro de la sociedad, a la perdida de la “normalidad”, a la perdida de apariencia estética, a la perdida de funcionalidad corporal, a la pérdida de oportunidades, a la pérdida de la “autoimagen”, con todas esas pérdidas la autoestima bruscamente de verá dañada.
El proceso de duelo, será un proceso de adaptación a través de pasos que al ir siendo superados permitirán aceptar la nueva situación.
En su proceso de duelo el amputado pasará por el estado de shock  inicial, inmediato al evento traumático, donde podrá sentirse aturdido, alejado de la realidad, en un estado de sopor etc. posteriormente entrará en la “fase de la negación” donde no aceptará lo sucedido con pensamientos como “esto no me está pasando a mí”, “estoy bien, no pasa nada”, “sigo siendo el mismo” Posteriormente vendrá la “fase del enojo” donde buscara culpables, sentirá rabia, podrá auto culparse, aparecerán los “hubiera”, “si hubiera hecho esto o aquello”; Después vendrá la “fase depresiva” donde buscara estar solo, evitara el contacto con los demás, preferirá estar en casa que salir, podrá tener alteraciones del sueño, insomnio, pesadillas, tristeza, manifestaciones de llanto, cambios bruscos de estado de ánimo, desesperación por no poder realizar las actividades que antes hacía, después pasara a la “fase de aceptación y adaptación” en esta momento comenzará  afrontar cognitivamente sus nueva condición,  se irá adaptando a su situación y se irá reintegrando paulatinamente a su medio social.  Este proceso podrá tener altibajo s, variará dependiendo la personalidad del amputado y de las redes de apoyo así como de la atención profesional recibida.
Las consecuencias psicológicas de la amputación y las fases de duelo podrán  mezclarse también con  síntomas de ansiedad y estrés relacionados con el evento traumático vivido, es posible que aparezcan síntomas del trastorno por estrés agudo o del trastorno por estrés postraumático.

2 comentarios:

Solitudine23 dijo...

Muy bueno tu informe. Muy interesante! Seria mucha molestia pedirte la bibliografia que usaste para hacerlo?

Solitudine23 dijo...

gracias por este informe. Muy interesante lo que planteas! Seria mucha molestia pedirte la bibliografia en la que te basaste para hacerlo?